martes, julio 27, 2004

Diez añoz después: el mono se quedó en la tierra.


Cuando se supo la noticia del regreso de Pixies, muchos de los que vivimos el inicio de los 90 con intensidad no dejamos de alegrarnos, y los que querían saber qué pasaba con ésta banda, empezaron a comprar sus discos. La gran mayoría dice que su regreso se debe a que la cartera está flaca. Eso a quién le importa cuando se trata de corroborar la permanencia de una de las bandas más influyentes de los últimos 10 años.

A mediados de 1992 se sabía ya de que al interior de la banda había diferencias pues Black Francis tenía intenciones de grabar en solitario; en noviembre de 1992 la revista Melody Maker publica los rumores de la ruptura, pero es hasta el 13 de enero de 1993 cuando en el programa “Hit The North” de la estación británica Radio 5, Mark Radcliffe, conductor del programa, preguntaba que si eran ciertos los rumores de la desintegración de Pixies, a lo que Francis respondió: “Si..., en una palabra, si”.

Empieza el mito. Con cinco discos, entre ellos el tercero en su carrera Doolittle (4AD, 89) que se encuentra en el número 88 de la lista de Rockdelux de los 200 mejores discos del siglo XX, Pixies iniciaban lo que es, hasta ahora, una de las incursiones más importantes en la historia del rock. Para constatar esto simplemente hay que ver lo que Kurt Cobain decía sobre Pixies: "Intenté escribir la canción pop perfecta, y admito que me dediqué básicamente a copiar a Pixies. La primera vez que los escuché la conexión fue muy fuerte, en ‘Smells Like Teen Spirit’ nosotros utilizamos su estructura y sus contrastes, pasando de la suavidad y el silencio al ruido y la crudeza” (Rockdelux, mayo 2004).

Come On Pilgrim (4AD, 87), con ocho temas en un mini-Lp, se coloca en los primeros lugares de las listas de popularidad de los discos independientes en Inglaterra; la sorpresa se desata con “Caribou”, a continuación “Vamos” y luego, “Isla De Encanta”, piezas medulares en la naciente trayectoria Pixie. Con voz a lo Violent Femmes y guitarrazos o lo Stooges; Black Francis, Kim Deal, Joey Santiago y David Lovering se colocan en todos los medios especialmente en la prensa inglesa.

Espaciales, crudos, arrojados, spanglish, sin titubeos, así suenan en Surfer Rosa (4AD, 88) producido apenas por Steve Albini que con éste disco inicia una carrera de éxitos como productor. “Bone Machine”, “Broken Face”, “Gigantic” y “Cactus”, [versionada en el Heathen (ISO, 02) por Bowie], son canciones de rock que nos dejan sentir la potencia de Pixielandia. Quién no recuerda el final de El Club de la Pelea cuando empieza a sonar “Where Is My Mind?”, pieza clave en la trayectoria Pixie.

“Debaser”, “Tame”, “Wave Of Mutalation”, “I Bleed”, “Here Comes Your Man”, ”Dead”, “Monkey Gone To Heaven”, “Crackity Jones” y todos los temas del Doolittle, son auténticos himnos de una generación que necesitaba de nuevos ídolos o si no, por lo menos, de sonidos diferentes. Sonidos creados por un Black Francis surrealista y juguetón, que cuando salió de ver Un Chien Andalou, (Un Perro Andaluz), -cinta rodada por Luis Buñuel y Salvador Dalí como muestra de lo que debería ser el surrealismo-, escribió “Debaser”. Y para dar ejemplo a lo anterior, citaré al propio Francis: “Cuando hacemos “Debaser”... Es como que... me gustaría que Luis Buñuel estuviera vivo; hizo aquella película Un Chien Andalou, que trata acerca de nada en particular, y el título no significa nada, de forma que en mi manera estúpida-pseudo-universitaria-naïf-cinéfilo-avantgarde-aficionado que ha visto Un Chien Andalou un par de veces, pienso: ‘Si, escribiré una canción’: Un Chien Andalou. Eso suena demasiado francés, de manera que canto: Un Chien Andalucía, y eso suena bien, ¿sabes? O sea, que ahora me encuentro al público en los conciertos gritando ‘Chhiennn!!!’; yo grito, ellos gritan, nadie sabe por qué... y no importa... es perfecto que una película surrealista de los años treinta pueda ir a parar a un grupo de rock de unos jóvenes” (Rockdelux, noviembre 1990).

Bossanova (4AD, 90), quizá el disco más pop, pero no por eso menos importante, deja escuchar surf y spaghetti western en “Cecilia Ann”, pero sin perder el rumbo del rock con canciones como “Velouria”, “Allison”, “Is She Weird”, “Dig For Fire” y “All Over The World”. En este disco Pixies siguen en la vena que los vio nacer, el indie rock. Francis comenta sobre Bossanova: “Es un disco de ciencia ficción. Este es el futuro, surfistas de ciencia ficción, cowboys, el espacio, planetas, desiertos, océanos, cielos, guitarras...”. (Select, septiembre 1990).

Quizá Trompe Le Monde (4AD, 91) sea su disco más disímbolo, pues a lo largo de las 15 canciones se dejan escuchar diferentes estilos como es el caso de “Letter to Memphis” y “The Sad Punk”, o “Subbacultcha” y “Planet Of Sound”. Trompe Le Monde se puede escuchar fácilmente por la versatilidad que tiene cada tema y también porque existe una brevísima pausa entre pieza y pieza para así poder disfrutarlo de principio a fin. ¿Sería este el último trabajo de Pixies?

Claro está que no, pues ya empezaron con una gira mundial que llegará a México el 22 de octubre [todavía se recuerda la frustración de no verlos en su momento en aquel concierto cancelado del Teatro Ángela Peralta del Distrito Federal junto a, ni más ni menos que Peter Murphy] y, seguramente graben disco, pues ya se escucha una nueva canción grabada en este 2004 llamada “Bam Thwok”, en la que se escucha la voz de Kim Deal en primer lugar, haciéndole coros Black Francis y sonando esa guitarra tan ya al estilo Pixie; canción de apenas 2 minutos 35 segundos, tiempo suficiente para marcar el regreso Pixie.

Los duendes bostonianos.





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